Salmo 40 Completo con Explicación
Salmo 40 Completo con Explicación

Salmo 40 Completo y Con Explicación

Introducción al Salmo 40

El Salmo 40 es un cántico de David, a menudo clasificado como un salmo mixto: comienza como un himno de acción de gracias (vv. 1-10) por la liberación experimentada y luego se transforma en una lamentación y urgente petición de auxilio (vv. 11-17) ante nuevas amenazas. Su tema central es la gratitud profunda por la fidelidad de Dios en el pasado, el compromiso inquebrantable con la obediencia divina (un pasaje crucial que la carta a los Hebreos aplica directamente a Cristo), y la confianza de que el Señor continuará salvando al justo en medio de la adversidad. Es una poderosa meditación sobre la paciencia y la primacía de la voluntad de Dios sobre el ritual.

Salmo 40 Completo

1.Al músico principal; Salmo de David.

2.1 Pacientemente esperé a Jehová,

3.Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

4.2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;

5.Puso mis pies sobre peña, y afirmó mis pasos.

6.3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.

7.Verán esto muchos, y temerán,

8.Y confiarán en Jehová.

9.4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,

10.Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

11.5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas,

12.Y tus pensamientos para con nosotros;

13.No es posible contarlos ante ti.

14.Si yo anunciare y hablare de ellos,

15.No pueden ser enumerados.

16.6 Sacrificio y ofrenda no te agrada;

17.Has abierto mis oídos;

18.Holocausto y expiación no has demandado.

19.7 Entonces dije: He aquí, vengo;

20.En el rollo del libro está escrito de mí;

21.8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,

22.Y tu ley está en medio de mi corazón.

23.9 He anunciado justicia en gran congregación;

24.He aquí, no detuve mis labios,

25.Jehová, tú lo sabes.

26.10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;

27.Publiqué tu fidelidad y tu salvación;

28.No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.

29.11 Jehová, no detengas de mí tu misericordia;

30.Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.

31.12 Porque me han rodeado males sin número;

32.Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.

33.Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza;

34.Mi corazón me falla.

35.13 Quieras, oh Jehová, librarme;

36.Jehová, apresúrate a socorrerme.

37.14 Sean avergonzados y confundidos a una

38.Los que buscan mi vida para destruirla.

39.Vuelvan atrás y sean avergonzados

40.Los que mi mal desean;

41.15 Sean asolados en pago de su afrenta

42.Los que me dicen: ¡Ea, ea!

43.16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,

44.Y digan siempre los que aman tu salvación:

45.Jehová sea engrandecido.

46.17 Aunque afligido yo y necesitado,

47.El Señor pensará en mí.

48.Mi ayuda y mi libertador eres tú;

49.Dios mío, no te tardes.

Explicación del Salmo 40

Los primeros cinco versículos son un poderoso testimonio de salvación. David relata cómo esperó “pacientemente” (una espera activa y confiada, no pasiva) a Jehová. Dios lo rescata del “pozo de la desesperación” y del “lodo cenagoso” (imágenes de la muerte, la enfermedad o una angustia profunda), y no solo lo saca, sino que le da una nueva estabilidad ("Puso mis pies sobre peña"). Esta liberación resulta en un "cántico nuevo" que sirve como testimonio público para que otros confíen en el Señor. La sección central (vv. 6-10) es el corazón teológico del salmo y, crucialmente, de la teología bíblica. David declara que Dios no se deleita en los sacrificios de animales (holocausto y expiación), sino en la obediencia radical ("Has abierto mis oídos"). Este versículo es citado en Hebreos 10:5-7 y aplicado al Mesías, donde el texto griego, basado en la Septuaginta, dice: "Me has preparado cuerpo". Esto profetiza que la ofrenda perfecta de Cristo (su vida obediente en la carne) suplantaría el sistema sacrificial antiguo. David se compromete a vivir y predicar esta justicia y fidelidad de Dios abiertamente. El tono cambia abruptamente en el versículo 11. A pesar de la liberación pasada y el compromiso de obediencia, el salmista se encuentra nuevamente sitiado por “males sin número” y admite sus propias “maldades”. Esta yuxtaposición nos enseña que la vida de fe incluye ciclos de liberación y nueva aflicción. David apela a la misericordia y verdad de Dios como su única guardia. La oración culmina en una súplica por ayuda urgente y una petición de juicio sobre sus enemigos, terminando con una afirmación de fe: aun siendo “afligido yo y necesitado”, el Señor “pensará en mí” y actuará como su libertador.

Reflexión del Salmo 40

Este salmo nos confronta con la esencia de la adoración. La paciencia de David al esperar a Dios no fue pasividad, sino una firme convicción de que Dios actuaría en su tiempo. Para la vida moderna, esto nos reta a mantener la fe inquebrantable cuando la angustia nos envuelve. Sin embargo, el llamado más profundo es el contraste entre el ritual y la voluntad de Dios. ¿Ofrecemos a Dios solo actos externos —tiempo, dinero o servicio— sin la entrega sincera de nuestra voluntad? El Salmo 40, confirmado por el Nuevo Testamento, nos enseña que la verdadera adoración es la obediencia del corazón, donde la ley de Dios nos "agrada" y está "en medio de mi corazón". Nuestra vida debe ser el verdadero sacrificio. Además, el salmo nos da permiso para ser honestos con Dios; podemos glorificarlo por las liberaciones pasadas, y al mismo tiempo, clamar por ayuda urgente en nuestras pruebas actuales, manteniendo la certeza de que Él, como nuestro Padre amoroso, "pensará en mí".

Oración Basada en el Salmo 40

Oh, Padre celestial, dador de todo consuelo, gracias te damos porque, cuando esperamos pacientemente, te inclinas y oyes nuestro clamor. Te alabamos por habernos sacado del pozo de la desesperación, poniendo nuestros pies sobre la Roca firme que es Cristo. Señor, no queremos ofrecerte sacrificios vacíos. Por favor, graba tu ley en medio de nuestro corazón para que el hacer tu voluntad sea nuestro verdadero gozo. Cuando los males sin número nos rodeen y la vista se nuble por nuestras propias faltas, no detengas de nosotros tu misericordia y verdad. Apresúrate, oh Jehová, a socorrernos. Que nuestra vida, purificada por tu Espíritu, sea un cántico nuevo que proclame tu fidelidad en la gran asamblea. Que todos los que te buscan digan siempre: ¡Jehová sea engrandecido! Amén.