Salmo 73 Completo con Explicación Salmo de Hoy
Salmo 73 Completo con Explicación Salmo de Hoy

Salmo 73 Completo y Con Explicación

Introducción al Salmo 73

El Salmo 73 es uno de los cantos sapienciales más honestos y profundos del Salterio, atribuido a Asaf, un levita que sirvió como director de la música y profeta en el tiempo de David. Este salmo trata la crisis de fe más común del creyente: la teodicea, es decir, el problema de la justicia de Dios ante la prosperidad incesante de los impíos y las aflicciones de los justos. El salmista confiesa haber estado a punto de tropezar por la envidia, hasta que su dilema es resuelto por una revelación de la verdad divina dentro del santuario, llevándolo a la conclusión de que la presencia de Dios es el único y verdadero bien.

Salmo 73 Completo

1.Ciertamente es bueno Dios para con Israel,

2.Para con los limpios de corazón.

3.En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;

4.Por poco resbalaron mis pasos.

5.Porque tuve envidia de los arrogantes,

6.Viendo la prosperidad de los impíos.

7.Porque no tienen congojas por su muerte,

8.Pues su vigor está entero.

9.No están en los trabajos de los otros hombres,

10.Ni son azotados como los demás hombres.

11.Por tanto, la soberbia los corona;

12.Se visten de violencia.

13.Sus ojos se saltan de gordura;

14.Logran con creces los deseos del corazón.

15.Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;

16.Hablan con altanería.

17.Ponen en el cielo su boca,

18.Y su lengua pasea la tierra.

19.Por eso vuelve aquí su pueblo,

20.O agota aguas en abundancia.

21.Y dicen: ¿Cómo sabe Dios?

22.¿Y hay conocimiento en el Altísimo?

23.He aquí, estos son los impíos,

24.Y sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.

25.Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,

26.Y lavado mis manos en inocencia;

27.Pues he sido azotado todo el día,

28.Y castigado todas las mañanas.

29.Si dijera yo: Hablaré como ellos,

30.Heme aquí, a la generación de tus hijos engañaría.

31.Medité para entender esto,

32.Fue duro trabajo para mí,

33.Hasta que entrando en el santuario de Dios,

34.Comprendí el fin de ellos.

35.Ciertamente los has puesto en deslizaderos;

36.En la destrucción los harás caer.

37.¡Cómo han sido asolados de repente!

38.Perdidos se han, acabados de espanto.

39.Como sueño del que despierta, así, Señor,

40.Cuando despierte harás que su imagen se desvanezca.

41.Se llenó de amargura mi alma,

42.Y en mi corazón sentía punzadas.

43.Tan torpe era yo, e ignorante;

44.Era como una bestia delante de ti.

45.Con todo, yo siempre estuve contigo;

46.Me tomaste de la mano derecha.

47.Me has guiado según tu consejo,

48.Y después me recibirás en gloria.

49.¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?

50.Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

51.Mi carne y mi corazón desfallecen;

52.Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

53.Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;

54.Destruirás a todo aquel que se prostituye, apartándose de ti.

55.Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;

56.He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,

57.Para contar todas tus obras. (Reina-Valera 1960)

Explicación del Salmo 73

El Salmo 73 se desarrolla como una narrativa de la lucha interna del creyente. La Confesión de la Duda (v. 1-14): Aunque Asaf comienza con una afirmación teológica correcta ("Ciertamente es bueno Dios"), inmediatamente confiesa su crisis personal (v. 2-3). Describe con crudeza cómo la prosperidad, la arrogancia y la aparente impunidad de los impíos lo llevaron a la envidia y a la frustración. Su descripción de los malvados (v. 4-12) es vívida: no sufren, se glorían en la violencia y hasta se burlan de Dios ("¿Cómo sabe Dios?"). Este contraste lo llevó a concluir que su propia vida de rectitud era inútil ("en vano he limpiado mi corazón," v. 13-14), una de las expresiones más dolorosas de duda en la Biblia. El Cambio de Perspectiva (v. 15-20): Asaf reflexiona sobre el peligro de sus palabras (v. 15) y lo difícil que fue resolver este enigma a través de la razón humana (v. 16). El punto crucial de inflexión ocurre cuando "entra en el santuario de Dios" (v. 17). El santuario representa el lugar donde se revela la verdad divina y eterna. Allí comprende que el éxito de los impíos es ilusorio y temporal, como si estuvieran en "deslizaderos" (v. 18). La visión terrenal da paso a la visión eterna: la destrucción de los impíos será repentina y total, desvaneciéndose como un sueño al despertar (v. 20). La Resolución y Adoración (v. 21-28): Tras esta revelación, Asaf se arrepiente de su necedad e ignorancia, comparándose con una "bestia" (v. 22). Su fe se restablece con la certeza de la presencia continua de Dios ("yo siempre estuve contigo," v. 23). La riqueza suprema no es la terrenal, sino la guía constante de Dios que conduce a la gloria futura (v. 24). La adoración alcanza su cumbre en el v. 25, donde Asaf proclama que Dios es su único deseo en el cielo y en la tierra. Esta relación lo sostiene incluso cuando su cuerpo y alma desfallecen (v. 26). El salmo concluye con la poderosa afirmación de que el bien supremo es la comunión íntima: "el acercarme a Dios es el bien" (v. 28).

Reflexión del Salmo 73

El Salmo 73 es un bálsamo para el creyente moderno, cuya fe es constantemente desafiada por la injusticia evidente en el mundo. La envidia de Asaf no es por la maldad en sí, sino por la recompensa que parece obtener la maldad. La lección para nosotros es crucial: si medimos la bendición y la justicia de Dios por la prosperidad en este mundo, nuestra fe "casi se deslizará". El "santuario" de Asaf hoy puede ser la meditación en la Palabra, la oración ferviente o la comunión en la Iglesia, lugares donde somos obligados a alzar la mirada hacia la eternidad. La reflexión profunda debe llevarnos a preguntarnos: ¿Qué es mi "porción"? Si nuestra porción es la riqueza o el reconocimiento terrenal, seremos inestables. Pero si Dios es nuestra Roca y nuestra Porción para siempre (v. 26), entonces Su bondad y nuestra bendición son inmutables, ya sea que suframos o prosperemos temporalmente. La paz se encuentra al abrazar la verdad de que el mayor bien disponible para el hombre es la presencia misma de Dios, por encima de cualquier deseo terrenal.

Oración Basada en el Salmo 73

Amado Señor y Roca de mi corazón, confieso que, como Asaf, mi alma se llena de amargura y mis ojos se nublan al ver la prosperidad de los impíos. Perdóname por mi torpeza y por envidiar lo que es temporal. Te ruego, Señor, que me permitas entrar espiritualmente en Tu santuario cada día, para que pueda comprender el verdadero fin de todas las cosas. No permitas que mis pies resbalen. Tómame de la mano derecha y guíame con Tu consejo, prometiendo recibirme después en gloria. Quita de mí todo deseo vano. Que pueda yo decir con sinceridad: ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti, y fuera de ti nada deseo en la tierra? Ayúdame a recordar que el acercarme a Ti es mi bien supremo y mi esperanza eterna. Amén.