

Salmo 56 Completo y Con Explicación
Introducción al Salmo 56
El Salmo 56 es un "Mictam de David" (un salmo de oro o de inscripción) escrito, según el título, "cuando los filisteos le prendieron en Gat" (1 Samuel 21). Este fue un momento de extrema vulnerabilidad para David, forzado a buscar refugio entre sus enemigos más acérrimos, donde tuvo que fingir locura para sobrevivir. El tema central del Salmo es la lucha entre el miedo humano ante la opresión constante y la decisión consciente de depositar la confianza absoluta en la fidelidad y la Palabra de Dios. David clama por misericordia y liberación, reafirmando su fe en que Dios tiene contadas sus angustias y registrará sus lágrimas.
Salmo 56 Completo
1.Al músico principal; sobre la paloma silenciosa en paraje muy distante.
2.Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
3.Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devora el hombre;
4.Me oprime combatiéndome todo el día.
5.2 Todo el día mis enemigos me pisotean;
6.Porque muchos son los que con soberbia pelean contra mí.
7.3 En el día que temo, Yo en ti confío.
8.4 En Dios alabaré su palabra;
9.En Dios he confiado; no temeré
10.Lo que me pueda hacer el hombre.
11.5 Todo el día tuercen mis palabras;
12.Todos sus pensamientos son contra mí para mal.
13.6 Se reúnen, se esconden, miran atentamente mis pasos,
14.Esperando para quitarme la vida.
15.7 ¿Escaparán ellos por su iniquidad?
16.Oh Dios, derriba en tu furor a las naciones.
17.8 Mis huidas tú has contado;
18.Pon mis lágrimas en tu redoma;
19.¿No están ellas en tu libro?
20.9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos,
21.El día en que yo clamare;
22.Esto sé, que Dios está por mí.
23.10 En Dios alabaré su palabra;
24.En Jehová alabaré su palabra.
25.11 En Dios he confiado; no temeré
26.Lo que me pueda hacer el hombre.
27.12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
28.Te pagaré las alabanzas.
29.13 Porque has librado mi vida de la muerte,
30.Y mis pies de caída,
31.Para que ande delante de Dios
32.En la luz de los vivientes.
Explicación del Salmo 56
El salmo se divide claramente en secciones que reflejan la lucha de David entre el temor y la fe. Versículos 1-4 (Lamento y Anclaje): David se presenta bajo ataque constante ("me devora el hombre", "me oprime"). La clave espiritual y teológica se encuentra en el versículo 3: "En el día que temo, Yo en ti confío." Este verso no niega la existencia del miedo, sino que establece el anclaje consciente de la fe a pesar del miedo. El versículo 4 establece el fundamento de su confianza: la Palabra de Dios. Su fe no está en la ausencia de peligro, sino en la veracidad de la promesa divina. Versículos 5-7 (La Conspiración y la Súplica por Juicio): David detalla la malicia persistente y el complot de sus enemigos, que acechan y tuercen sus palabras con la intención de matarlo. Sabiendo que solo la intervención divina puede detener esta iniquidad, clama a Dios para que juzgue y derribe a los opresores en su furor. Versículos 8-11 (Consuelo y Reafirmación de la Confianza): Estos versículos ofrecen un consuelo profundo. La imagen de Dios contando las "huidas" y poniendo las "lágrimas en tu redoma" (v. 8) es una de las metáforas más tiernas de la Biblia. Significa que el sufrimiento del creyente es precioso, registrado y atesorado por Dios. David sabe que cuando clame, sus enemigos retrocederán, porque ha comprendido que "Dios está por mí" (v. 9). Esta convicción le permite repetir su voto de fe: no temerá lo que el hombre pueda hacerle, pues su confianza reposa en la Palabra de Jehová (v. 10-11). Versículos 12-13 (Voto de Alabanza): El salmo concluye con un voto de gratitud por la liberación, que David ya percibe como un hecho consumado. Su vida ha sido salvada no solo de la muerte, sino de la caída, con el propósito redentor de poder "andar delante de Dios en la luz de los vivientes". La liberación física se convierte en una oportunidad para la comunión espiritual continua.
Reflexión del Salmo 56
La vida moderna, con sus ansiedades, críticas constantes y presiones, a menudo nos hace sentir tan acosados como David en Gat. El Salmo 56 nos ofrece la disciplina esencial de la fe: cuando el miedo es palpable (v. 3), debemos decidir activamente confiar en la verdad inmutable de Dios (v. 4 y 10). Esta no es una confianza ciega, sino una fe anclada en Su Palabra. La redoma de las lágrimas (v. 8) es una imagen poderosa para nuestra reflexión personal. Nos recuerda que ninguna pena, ninguna noche de insomnio o angustia que experimentemos pasa inadvertida. Nuestro sufrimiento no es un accidente o un desperdicio; es conocido y atesorado por el Padre celestial, lo cual confiere dignidad a nuestra lucha. Al igual que David, estamos llamados a pasar del lamento a la alabanza, entendiendo que la mayor liberación es la oportunidad de andar "en la luz de los vivientes", es decir, vivir cada día en comunión consciente con Dios, sin que el miedo a las circunstancias humanas logre robarnos nuestra esperanza eterna.
Oración Basada en el Salmo 56
Oh, Dios de misericordia y fortaleza, Padre nuestro. Vengo ante ti en este día reconociendo que, al igual que David, mis temores y ansiedades a menudo me oprimen. Te ruego que, en el día que temo, mi alma decida anclarse firmemente en tu Palabra inmutable. Ayúdame a recordar que Tú cuentas mis huidas y atesoras mis lágrimas en tu redoma; que mi dolor no es invisible ante tus ojos amorosos. Fortaléceme para que pueda decir con convicción: "En Dios he confiado; no temeré lo que me pueda hacer el hombre". Líbrame, Señor, de las trampas de la desesperación, y concédeme la gracia de vivir mi vida delante de Ti, en la luz de los vivientes, pagando mis votos de alabanza por tu constante y fiel liberación. En el nombre de Jesús. Amén.



