

Salmo 50 Completo y Con Explicación
Introducción al Salmo 50
El Salmo 50 es un "Salmo de Asaf", uno de los principales directores de coro y músicos del templo, lo que sugiere que fue compuesto para el servicio litúrgico. Sin embargo, su tono no es una súplica o un himno de alabanza, sino una poderosa profecía de juicio, configurado como un "pleito divino" o "litigio de Yahvé" (Rîb). El tema central es el llamado de Dios a su pueblo (Israel) a través de una teofanía solemne, donde critica la falsedad de la piedad ritualista. Dios convoca al cielo y a la tierra como testigos para declarar que no es la abundancia de los sacrificios de animales lo que Él desea, sino la obediencia del corazón, la acción de gracias y el cumplimiento de los votos.
Salmo 50 Completo
1.Salmo 50
2.Salmo de Asaf.
3.El Dios de dioses, Jehová, ha hablado,
4.Y convocado la tierra,
5.Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
6.De Sion, perfección de hermosura,
7.Dios ha resplandecido.
8.Vendrá nuestro Dios, y no callará;
9.Fuego consumirá delante de él,
10.Y tempestad poderosa le rodeará.
11.Convocará a los cielos de arriba,
12.Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
13."Juntadme mis santos,
14.Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio."
15.Y los cielos declararán su justicia,
16.Porque Dios es el juez.
17.Selah
18."Oye, pueblo mío, y hablaré;
19.Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
20.Yo soy Dios, el Dios tuyo.
21.No te reprenderé por tus sacrificios,
22.Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
23.No tomaré de tu casa becerros,
24.Ni machos cabríos de tus corrales.
25.Porque mía es toda bestia del bosque,
26.Y los millares de animales en los collados.
27.Conozco a todas las aves de los montes,
28.Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
29.Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;
30.Porque mío es el mundo y su plenitud.
31.¿He de comer yo carne de toros,
32.O de beber sangre de machos cabríos?
33.Sacrifica a Dios alabanza,
34.Y paga tus votos al Altísimo;
35.E invócame en el día de la angustia;
36.Te libraré, y tú me honrarás."
37.Pero al malo dice Dios:
38."¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes,
39.Y tomar mi pacto en tu boca,
40.Pues tú aborreces la instrucción,
41.Y echas a un lado mis palabras?
42.Si veías al ladrón, tú corrías con él,
43.Y con los adúlteros era tu parte.
44.Tu boca diste al mal,
45.Y tu lengua compuso engaño.
46.Te sentabas y hablabas contra tu hermano;
47.Contra el hijo de tu madre ponías infamia.
48.Estas cosas hiciste, y yo he guardado silencio;
49.Pensabas que de cierto sería yo como tú;
50.Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
51.Entended ahora esto, los que olvidáis a Dios,
52.No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
53.El que sacrifica alabanza me honrará;
54.Y al que ordenare su camino,
55.Le mostraré la salvación de Dios."
Explicación del Salmo 50
El Salmo 50 se divide claramente en tres escenas teológicas: 1. La Convocatoria al Juicio (v. 1-6): El salmista describe una teofanía (manifestación de Dios) majestuosa. Jehová, el "Dios de dioses", convoca al universo entero (el oriente y el occidente, el cielo y la tierra) a ser testigos. Dios aparece desde Sion (Jerusalén), lugar de su morada, rodeado de fuego y tempestad, señalando que Su propósito no es una simple enseñanza, sino un juicio solemne. El propósito del juicio es juzgar a su propio pueblo, a quienes 'hicieron pacto con sacrificio' (v. 5), es decir, a Israel. 2. La Crítica a la Adoración Ritualista (v. 7-15): Dios comienza Su discurso testificando contra Israel. Él aclara que no está molesto por la falta de sacrificios (v. 8); de hecho, los sacrificios han sido continuos. El problema radica en que ellos creen que Dios tiene necesidad de los sacrificios. El Señor enfatiza Su soberanía: "mía es toda bestia del bosque" (v. 10). La idea de que Dios necesita la comida de los toros o la sangre de los machos cabríos es absurda y pagana (v. 12-13). Por lo tanto, el mandamiento central se reformula: el sacrificio verdadero que honra a Dios es la alabanza (acción de gracias), el cumplimiento de los votos y la invocación en la angustia. Esto es la adoración que emana del corazón, no del corral. 3. La Crítica a la Hipocresía Moral (v. 16-23): Dios dirige ahora Su reproche al impío (el que se considera parte del pacto pero vive en pecado). El Señor condena la tremenda incongruencia: hablan de la ley de Dios (v. 16) y tienen el pacto en la boca, pero en la práctica lo rechazan (v. 17). Los crímenes que se les imputan son graves: asociación con ladrones, adulterio, calumnia, engaño y difamación familiar (v. 18-20). El silencio de Dios ante estos actos fue malinterpretado por ellos como indiferencia o aprobación: "Pensabas que de cierto sería yo como tú" (v. 21). El salmo concluye con una advertencia severa para los que olvidan a Dios y una promesa de salvación para aquellos que reordenan su camino y ofrecen el verdadero "sacrificio de alabanza" (v. 23).
Reflexión del Salmo 50
La aplicación de este salmo a la vida del creyente moderno es profunda y desafiante. Vivimos en una era donde la piedad puede volverse fácilmente una rutina o una actuación externa. Este salmo nos confronta con la pregunta crucial: ¿Es mi adoración sincera o es solo un ritual vacío? La primera lección es la soberanía divina. No podemos "comprar" el favor de Dios con nuestras ofrendas o actividades religiosas; Él ya posee todo. Lo que Él realmente busca es nuestro corazón agradecido, manifestado en la alabanza continua (el "sacrificio de alabanza") y la fidelidad en el cumplimiento de los compromisos espirituales que hemos hecho (nuestros votos). La segunda lección es el peligro de la hipocresía. Es inútil asistir a la iglesia, citar las Escrituras y participar en ceremonias si nuestra vida diaria está marcada por la malicia, el engaño, la difamación o la falta de amor. Dios nos reprende cuando hay una profunda desconexión entre nuestra fe declarada y nuestra conducta real. La verdadera fe se demuestra cuando "ordenamos nuestro camino" (v. 23), alineando nuestras acciones con la voluntad de Dios. La salvación de Dios se muestra a aquel cuya gratitud se traduce en una vida de obediencia práctica.
Oración Basada en el Salmo 50
Oh, Dios de dioses y Juez Eterno, ante quien el cielo y la tierra son testigos, humillamos nuestros corazones. Reconocemos que Tú no necesitas nuestros dones, sino nuestra devoción. Perdónanos, Señor, por las veces que hemos ofrecido sacrificios vacíos, por hacer de la fe una mera rutina externa, y por la hipocresía de hablar de Tu pacto mientras nuestro camino estaba torcido. Líbranos de la ilusión de que Tu silencio equivale a Tu aprobación. Ayúdanos a despojarnos de la malicia y el engaño, para que nuestra lengua solo componga alabanza y verdad. Te suplicamos que recibas de nosotros el verdadero "sacrificio de alabanza", la gratitud que se expresa en una vida ordenada y obediente. En el día de la angustia, invocaremos tu nombre, sabiendo que Tú eres nuestro Libertador. Reordena nuestro camino, Señor, para que podamos honrarte en espíritu y en verdad, y así contemplar la plenitud de Tu salvación. Amén.



